Hoy sábado 24 de octubre he aprovechado que tenía la mañana libre para ir a pasear al Cerro del Rayo en Algeciras. Es una ruta muy sencilla, de algo más de siete kilómetros, bordeando la zona denominada El Cobre, en la barriada del mismo nombre.
La ruta transurre por los carriles de la zona, cada vez más cerrados ya que hay muy poco tránsito de coches. Algunos están en bastante mal estado, tanto que supone una buena prueba para la resistencia de nuestros tobillos.
La magia de esta zona radica en lo cerca que está de la ciudad, las mágníficas vistas de Algeciras desde algunos de sus carriles y la posibilidad de empezar desde aquí muchas rutas que se adentran en el parque natural de Los Alcornocales.
La ruta empieza en el mismo punto que la de El río de la Miel, igual que la que ya publicamos de la Cascada de la Cola de Caballo, para desviarse a la izquierda justo antes de la bajada al Molino de Escalona. Aquí el carril empeora porque no está transitado y es donde veremos si nuestro tobillos están acondicionados para la práctica del senderismo.
Seguimos el camino a Los Tres Pinos (que ya no son tres) y llegados a la casa de piedra (en la linde del parque natural) giramos a la izquierda. Aquí hay dos opciones; tratar de subir al Cerro del Rayo por el camino que han borrado las lluvias y perderte (como hizimos nosotros) o seguir el carril de vuelta al inicio del sendero (como acabamos haciendo al final).
La vuelta desde el Cerro del Rayo es muy fácil, el camino está en buen estado y es muy fácil de seguir (son todo carriles) bordeando la zona de El Cobre. Únicamente hay un tramo de carril que suele estar siempre embarrado porque es tránsito común de vacas y ganado, pero que aparte del barro no supone ningún problema.
Y para aquellos que como yo recuerdan aquellos tiempos en que esta zona de Algeciras estaba repleta de senderos y veredas que conectaban los muchos llanos que había, lamento deciros que todo eso se ha perdido. Hoy la maleza cubre casi toda la zona y las decenas de veredas que antes había están completamente cerradas con zarzas, gérguenes y aulagas.
Una lástima porque parte de la magia del lugar era que podías perderte por estos senderos y descubrir nuevos llanos o caminos.
En resumen, una ruta fácil, para hacer con toda la familia y poder disfrutar de tramos en plena naturaleza y de unas vistas fantásticas de nuestra ciudad.